Bienvenido, mister Bailléres
11.01.2015 16:35Bienvenido, mister Baillères
No cesan los rumores sobre Baillères y su irrupción en España. Parece que el empresario mexicano podría ser el Slim del toreo, un jeque a la mexicana. Y puestos a pensar, podría ser la solución a muchos problemas, o quizá el desencadenante de otros tantos.
Pero claro, uno se pone a pensar y se podrían solucionar tantas cosas a golpe de talonario. Como en la película de Berlanga a uno le entra la tentación de hacer sus peticiones. Eso sí, mientras que en Villar del Río había que pedir una sola cosa, aquí pediremos varias. Empresario, le concedemos a cambio no entrometernos en los temas de gestión. Por el momento…
Hablemos de comunicación, cosas básicas para los comunicadores y que debiera considerar aplicar en las plazas que vaya adquiriendo:
- Salas de prensa. Con conexión Wifi, que los pinchos USB fallan más que una escopeta de feria.
- Ruedas de prensa. Declaraciones previas o posteriores, de empresarios, toreros, ganaderos, etc. Galas de presentación de carteles. Premios. En definitiva, que podamos meter la alcachofa, sin tener que hacerlo entre toro y toro. Habrá que acabar de una vez con el hermetismo del mundo del toro. Está bien lo de hablar en la plaza, pero a veces se dice tan poco…
- Apuesta por lo audiovisual. La cartelería es necesaria, bien lo sabemos todos. Pero en el mundo actual, en la era de la pantallización, y como medios multimedia que somos todos, dadnos vídeos. Nosotros los compartimos, los comentamos, los viralizamos. Si no somos tan malos…
- Los comunicados. Son como la comic sans, el demonio mismo. A ver, están bien, bueno, estaban bien. Ahora, se deben acompañar de la imagen; de la rueda de prensa. Un comunicado es frío, institucional. Ya no se lleva.
- Competencia. Ligas, carteles por sorteo (no íbamos a meternos en la gestión, al menos, no demasiado…). Morbo, carnaza: dirán. No, se trata de innovar. Un aire fresco en las plazas. Genera noticias.
No vamos a darle más disgustos por hoy. Tenga a bien considerar estas humildes peticiones y os recibiremos con alegría. Aunque no le quitaremos el ojo de encima, ya sabe, defecto profesional.